Sánchez profana la memoria de Miguel Ángel Blanco
No sólo es que Pedro Sánchez haya blanqueado a Bildu, los herederos políticos de ETA, sino que ahora pretende utilizar políticamente el homenaje que se celebrará en Ermua el próximo 10 de julio con motivo del XXV aniversario del asesinato de Miguel Ángel Blanco. A última hora, Sánchez ha decidido acudir acompañando al Rey, pese a que en un principio no tenía previsto hacerlo. La Casa del Rey lo ha dejado claro: «A los actos del Rey va el Gobierno por refrendo constitucional y el Gobierno decide quién acompaña, y en este caso, el presidente del Gobierno es quien acompaña». Las asociaciones de víctimas están que trinan por la presencia oportunista del presidente del Gobierno. Daniel Portero, presidente de Dignidad y Justicia, ya ha dejado claro que si Pedro Sánchez acude, ellos no estarán en el acto. Fuentes cercanas a Mari Mar Blanco, hermana del concejal del PP asesinado, han confirmado a OKDIARIO que su estado es de «indignación».
Las víctimas del terrorismo tienen claro que la presencia del presidente del Gobierno, que ha permitido acercar al País Vasco al asesino de Miguel Ángel Blanco, es una auténtica provocación y un ejercicio supremo de hipocresía. No les falta razón, porque no se puede poner una vela a Dios y otra al diablo. No se puede claudicar ante los herederos políticos de una banda de asesinos, entregarles la dignidad de España y de los españoles por un plato de lentejas y tratar de rentabilizar políticamente el acto de homenaje a Miguel Ángel Blanco. Eso es una ignominia.
Que las asociaciones de víctimas del terrorismo hayan decidido no acudir por la presencia en Ermua de Pedro Sánchez el próximo 10 de julio es lógico. Abandonadas por el Gobierno socialcomunista, mucho más próximo a los proetarras de Bildu, su indignación está más que justificada, porque la presencia del jefe del Ejecutivo es una afrenta en toda regla. Quien ha profanado la memoria de Miguel Ángel Blanco no puede participar en su homenaje.